DIARIO DE UN FAN — Todo coincidió para ver a Natalia Lafourcade



17 de agosto 2015 Sierra Mixe de Oaxaca.

En un hermoso lunes despejado en la Sierra Oaxaqueña, empacaba mi ropa y algunos otros artículos personales. Dentro de unos minutos partía de regreso a casa para pasar unos días de vacaciones junto con la familia en la hermosa ciudad de Puebla. En compañía de un gran amigo emprendimos el viaje, la emoción se apoderaba de mis manos y mis pies, no sólo por el hecho de poder estar y ver a mi familia, de disfrutar del calor del hogar y del amor de los míos, sino también porque ocho días después me esperaba un acontecimiento importante, ¡sí claro! vería a Natalia en el Teatro Principal de la ciudad de Puebla. 

No era tan fácil asimilar eso, dado que mis condiciones económicas se vieron limitadas, cosa que me ponía un poco triste, pero gracias a mis dotes deportivos, dos días antes me invitaron a jugar un torneo de futbol el cual ganamos. Equitativamente nos repartimos el premio y exactamente resultó ser el costo del boleto para el concierto. Una vez más la suerte y el destino se ponían de mi lado para poder ver a Natalia.


18-21 de agosto 2015 Puebla, Pue. 

Estos días los pasé tranquilo en casa, descansando y conviviendo con la familia, pero en mi mente no dejaba de dar vueltas el concierto, tenía tan cerca la oportunidad de volver a ver a Natalia y disfrutar de su voz y talento. Traté de contactar amigos o fans que radicaran en Puebla y gustaran del proyecto musical de Natalia, por suerte tengo muchos amigos que les gusta y no fue difícil encontrar acompañantes.  Pero mis días y mis noches se tornaban un poco inquietas, por no decir que dramáticas, ya que aún no había conseguido mi boleto, eso, cada día que pasaba, era mi tormento. 



22 de agosto 2015 Puebla, Pue. 

Sábado, primer fin de semana de vacaciones en casa, recuerdo un sabroso desayuno muy a la mexicana hecho por mi madre, lo degusté con tanto cariño que hasta los dedos me chupé, mientras desayunábamos, una de mis sobrinas me pidió la acompañara a su consulta con el dentista, acepté pensando que podría aprovechar la oportunidad para ir a comprar mi boleto.

Llegó el momento de salir rumbo al dentista.  Como de costumbre y típico en cualquier consultorio, había revistas y me puse a hojear una. Dentro, había un artículo que llamó mi atención. Era una entrevista a una actriz de teatro, le preguntaron que quién era su cantante favorito, a lo que ella dijo que era Natalia Lafourcade y que su canción preferida era ‘Mi lugar favorito’; de inmediato me alteré y le mostré la revista a mi sobrina, ella me devolvió una sonrisa y una mirada que interpreté como un “tú y tu Natalia”.

Después de haber tomado una ruta equivocada y de caminar un largo trayecto, llegué al teatro. Me acerqué a la taquilla y en la ventanilla decía: ‘Natalia Lafourcade: Boletos agotados’, de inmediato un frío inmenso recorrió mi cuerpo. No podía ser posible. Me acerqué y le pregunté a la señorita que atendía, pero sólo afirmó lo que el anuncio decía, los boletos se habían agotado, pero los referentes al lunes 24. Después ella me dijo que aún habían unos cuantos para el martes 25 y de inmediato le dije: ‘Deme dos’. Me mostró el croquis del teatro indicándome los lugares disponibles y escogí los lugares C 22 y 23 ubicados en la luneta, pero cuál fue mi sorpresa, y la de la señorita, que ya estaban vendidos. Me mostró otras dos opciones, dos filas más arriba, los cuales sí estaban disponibles, los pagué y al fin ¡Tenía mi boleto en la mano! 


25 de agosto 2015 Puebla, Pue. 

Y la fecha llegó, desperté pensando en que sería otro día especial lleno de Natalia Lafourcade, de su talento, su belleza, su música, su baile, su ritmo, su pasión y el amor, otro de esos días inolvidables de mi vida que se sumaban a mi lista de días hermosos, de disponer mi mente y corazón para guardar cada nota, cada melodía, cada canción.

Horas después, no daban ni siquiera las diez, me volvió a hablar mi sobrina pidiéndome la acompañara a un lugar. No quiso decirme a dónde, sólo que me iba a gustar y que no me iba a quitar mucho tiempo. Acepté y nos quedamos de ver en su casa poco antes del mediodía. Sin decirme aun nada, tomamos camino. Para mi sorpresa llegamos al teatro. En la taquilla la esperaba otra amiga, las dos iban a comprar boletos para el concierto. Tuvieron mucha suerte ya que aún estaban disponibles los asientos de la fila E 26 y 27, justamente al lado mío y de mi otra acompañante. 

Emocionados los tres salimos del teatro y fijamos la hora en que nos veríamos, e incluso en la ropa que portaríamos, pues sin duda era una noche especial. Regresé a casa y me dispuse a prepararme para la velada. Comí, me di una buena ducha acompañada de una leve afeitada, me perfumé y me peiné, todo tranquilo sin rebasar los límites de la vanidad. 
Tomé rumbo hacia el Teatro Principal de la ciudad de Puebla, las manos me sudaban, preparaba la garganta para los gritos, para entonar cada canción. Llegué al punto del encuentro, ya estaba allí mi amiga. Esperamos unos 15 minutos a que llegara mi sobrina con su amiga y pocos minutos antes de que dieran las 8 pm decidimos entrar al teatro. Los nervios me alteraban, ya quería ver a Natalia.

Pasadas las 8:20 pm se apagaron las luces y se encendieron las del escenario. Los gritos se empezaron a escuchar y Natalia salió a escena, tomó su guitarra, saludó y empezó a hacer sonar los acordes de ‘Para qué sufrir’. 

Mi piel se enchinó, mis sentidos se alteraron. No sólo fue un deleite auditivo, sino también visual, pues portaba un vestido muy vistoso lleno de flores y figuras de diversos colores, zapatillas cerradas de tacones no tan pronunciados.

Al término de la primera canción, el público se hizo notar con aplausos y gritos, la euforia que causó Natalia se sentía, se veía, ensordecía. Para las siguientes canciones se hizo acompañar de su quinteta de músicos, tan talentosos y prendidos como ella. Sin duda me contagió a mí y a mis acompañantes su pasión por la música, ese querer cantar, gritar, bailar, incluso llorar, ya sea de emoción por verla tocar, o de nostalgia por la letra de alguna canción. 

Natalia nos deleitó con todas las canciones del disco ‘Hasta la raíz’, excepto ‘No más llorar’ cosa que se me hizo curiosa pero que desconozco las razones por las cuales no la interpretó. Sin duda no podía dejar de interpretar canciones de ‘Mujer divina’, mucho menos de ‘Casa’, sin olvidar ‘Hu Hu Hu’ y su disco homónimo, así como también, por el amor que le tiene a México y su música, decidió entonar ‘Cucurrucucú paloma’. En total, interpretó 21 canciones, las cuales muchas de ellas hicieron despertar cualquier tipo de sentimientos en los presentes. Gritamos, bailamos, cantamos al unísono no sólo una canción, sino muchas.

Fue épico este día para mí, fue hermoso e inolvidable, Puebla se engalanó con un verdadero talento que hizo retumbar el histórico Teatro y eso jamás lo olvidaré.


Por: Jeivmosa

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