Uno de estos días recordé algo, un tesoro que guarda recuerdos
interesantes entre filtros de fotografías y una que otra historia escondida: la olvidada cuenta de Instagram de Natalia Lafourcade.
Apuesto que recuerdas alguna de estas fotos, así como apuesto que tal vez a Nat se le olvidó la contraseña de esta cuenta llena de fotos de sus mascotas, selfies con sus amigos y tardes en el estudio que capturó y vistió de su estilo único para dejarlas allí, en Instagram, en un presente palpable para que los recuerdos perduren para siempre como sus canciones.
Por: @JonathanMontt
Recuerdo muy bien esa cuenta por una foto que jamás se fugó de
mi mente, una en la que muestra un duende de jardín con colores tan bonitos y una cara tan extraña que difícilmente se puede superar; pero no fue la única foto
que encerré en mi prisión de recuerdos.
Cuatro años atrás, Nat nos dio la primer pista del disco
Mujer Divina: una foto de un disquet donde se podía leer la palabra “limosma”.
En ese instante, yo, al igual que tú, me quedé con cara de signo de
interrogación, gigante, pero mientras el tiempo avanzaba -al igual que mi curiosidad- supe
más de la canción y la convertí en una de mis favoritas.
Apuesto que recuerdas alguna de estas fotos, así como apuesto que tal vez a Nat se le olvidó la contraseña de esta cuenta llena de fotos de sus mascotas, selfies con sus amigos y tardes en el estudio que capturó y vistió de su estilo único para dejarlas allí, en Instagram, en un presente palpable para que los recuerdos perduren para siempre como sus canciones.
Por: @JonathanMontt